domingo, 28 de noviembre de 2010

Posesión

Le diré que la única vida de la que estoy seguro es la vida de la Imaginación.

A. S. Byatt

La primera vez que leí esta frase resonó en mi interior como una realidad conocida pero no expresada. La Imaginación me había salvado de casi todo. Cuando era una niña y sucedía algo que me entristecía salía al terrado para estar sola, escudriñaba ventanas, patios, balcones…, y comenzaba a inventarme historias. Mezclar esos dos mundos, la realidad y la fantasía, me ha permitido sobrevivir.

Suena “Mirrors” de Sally Oldfield.

Hace veinte años que leí por primera vez “Posesión” de A. S. Byatt, me subyugó desde el inicio. Todo me parecía muy real, la historia de la poetisa feminista y el escritor en la época victoriana, tanto que me dediqué a buscar información y descubrí que todo era inventado, esas personas no habían existido. La novela me pareció de una erudición para mí inaudita. El desarrollo de la narración y de los personajes, la capacidad de crear textos desde la visión y los valores de la época con el lenguaje adecuado, todo encajaba perfectamente. Desde entonces se produjo en mí una curiosidad por las novelas que hablan de literatura, que mezclan realidad y ficción y que, muchas veces, no consigo distinguir. Me gusta rastrear en las reflexiones de los personajes o en las situaciones de las novelas aquello que tiene que ver con la vida de los/as escritores/as, no por chismorrear, sino porque en los procesos de creación, del tipo que sea, no se puede obviar lo que se es, lo que se siente, lo que se ha vivido.
La novela se desarrolla desde la época actual, dos intelectuales que realizan una investigación sobre los personajes antes mencionados de la época victoriana. Hay de todo, literatura, suspense, relaciones personales… Vale la pena leerla.

Cuando leo y me satisface lo leído es porque algo se ha removido dentro de mí, me ha hecho pensar, me ha ayudado en ese momento, me ha ofrecido una visión nueva o diferente a mi manera de ver el mundo y tengo que hacerme replanteamientos. Disfruto mucho cuando la estructura vital se mueve o se refuerza, todo es necesario. Con esta novela identifiqué sensaciones de los personajes femeninos que yo había sentido y que no encontraba la forma de expresar con claridad, sobre todo aquello que tiene que ver con las relaciones de poder que se establecen entre las parejas. Durante un tiempo solo pude leer a escritoras, me buscaba y me encontré.

El mugido de la vaca:

Quiero vivir, amar y escribir. ¿Será pedir demasiado? ¿Serán vapores, está declaración?

A. S. Byatt

martes, 16 de noviembre de 2010

Palabras, palabras, palabras...

Busco una caja de cerillas, y encuentro la de “fósforos extra largos”, para encender una vela e incienso. Los dos aromas se mezclan en la habitación con la música de Paul Simon, “Still crazy after all these years”, otra de las músicas recurrentes a lo largo de los últimos treinta años o más. Me encanta.

Mientras me dejo llevar por la música me doy cuenta de lo agotada que me siento hoy, no hay motivo ni razón aparente. Sé que es la acumulación del estrés de los últimos meses, demasiado trabajo y situaciones inesperadas que se han ido afrontando de la mejor manera posible.
Cuando me siento así me gusta mover libros, los cambio de sitio, los reordeno con una pauta nueva, les quito el polvo… y, mientras esos libros pasan por mis manos voy recordando las historias que me han contado, las que me han emocionado profundamente, las que me han entretenido, las que han pasado sin pena ni gloria, las que no me gustaron o que, simplemente, no consigo recordar.
¡Cuántos libros me quedan por leer! ¡No voy a comprar más! Este es un pensamiento perpetuamente fugaz de este ritual, y sigo…
Hay libros que sé que me han gustado y apenas consigo rememorar algunos episodios puntuales, otros hace mucho tiempo que son mi hogar y son portadores de historias escritas y no escritas, vividas.
Unos están subrayados y contestados, otros guardan entre sus hojas pequeños secretos, algunos me evocan momentos concretos de mi biografía, “Este lo leía cuando yo…” y así voy recolocando el cansancio, me recompongo, leo o releo, las palabras me llevan a otros mundos y acabo el día con una sensación de bienestar, muy agradable.

El mugido de la vaca:

“… las palabras, si están bien escogidas y el alma en su justa sazón, pueden curar mejor que la hierbas mágicas, que parece que las palabras prolongan el placer como los afrodisíacos y atenúan el dolor como los analgésicos, que por algo afrodisíacos y analgésicos también son palabras.”
Teresa Moure

domingo, 7 de noviembre de 2010

El primer mugido de la vaca

¡Qué emoción! La pantalla vacía esperando verse adornada de palabras. Las palabras son libres y se resisten, tanto tiempo han estado jugando, haciendo y deshaciendo a su aire y, ahora, tienen que exponerse, expresarse en este universo virtual, desconocido.
¿Quién estará al otro lado? ¿Habrá alguien? ¿Qué quiero decir? ¿Quiero decir algo? ¿Seré capaz de escribir…?
He pensado y repensado tanto en el contenido que me he perdido en mi propio universo personal e intento ayudarme con una de las músicas que últimamente escucho “Songs from the labyrinth” de Sting. Siento que yo estoy en un laberinto, en el de las palabras, en el de las ideas, en el de la cultura… y recuerdo que la primera vez que pensé en el blog, imaginé poder trasladar un ejercicio de teatro que se llama “una cosa deriva a otra”, creo, yo siempre lo he llamado así. Teatro, qué lejano parece todo…
También pensé empezar comentando algún libro, alguna exposición, algo relacionado con la naturaleza, recoger alguna de las cosas que tengo escritas y que permanecen en el limbo, creo que ese estado confesional ha desaparecido, aunque no estoy nada al día de esos temas. A lo mejor eso es lo que me empuja a escribir que desaparecen algunos referentes, puede que en algunos momentos vitales o, simplemente, es que mis palabras quieren salir y dejarse ver, ¡por fin!
De todas formas estoy muy contenta, simplemente por escribir unos párrafos, es cuestión de dejar que el día a día recoja la cosecha de todo aquello que se quiera compartir. He comenzado.

El mugido de la vaca:

Aprende como si fueras a vivir eternamente,
pero vive como si fueras a morir mañana.
Rick Ridgeway